¿QUÉ ES EL MOVIMIENTO BÍBLICO DIOCESANO?
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¡En el 2009 hemos cumplido 30 años!. Sería osado decir que hemos llegado a la madurez… pero sí se puede afirmar que “el Movimiento Bíblico es hoy una realidad compleja, rica y dinámica en la diócesis lucense”; después de estos 30 años seguimos trabajando, seguimos creciendo, en medio de luces y sombras, respondiendo a nuevas necesidades.
Pero si volvemos la vista atrás, recordamos los comienzos, como si de un niño pequeño se tratara. Era el año 1978. Los comienzos fueron casuales, o quizás providenciales: un grupo de amigos, entre los que se encontraba uno de nuestros actuales especialistas, en una reunión informal, comienzan a discutir temas relativos a la Biblia; la discusión se vuelve interesante hasta el punto de llegar a las dos de la madrugada.
Unos días más tarde, el mismo grupo reemprende la misma discusión. Entonces alguien dice: “Estamos siempre dando vueltas a los mismos temas, ¿por qué no organizamos una formación bíblica escalonada, con un nivel sencillo y con una pedagogía adecuada?”. Naturalmente, nuestro especialista bíblico no se pudo negar y ahí comenzó todo: confeccionar material, inventar pedagogía, fotocopiar folios, hasta llegar a una programación más perfilada y equilibrada. Así empezamos, era un pequeño grupo de 16 personas.
Y así continuamos 30 años después, sin cansancios, con mayor experiencia, motivados por el amor a la PALABRA DE DIOS y animados por la gran aceptación de nuestra Iglesia Diocesana. Prueba de ello son las 50 personas que cada año asisten a los cursos bíblicos, en una diócesis de población relativamente escasa y de gran dispersión geográfica. Por cierto, en estos años, han pasado por el MBD, exactamente 1120 personas, de las que un 70 % han cumplido el ciclo completo.
¿Qué es hoy el Movimiento Bíblico Diocesano?
Es eso: un “movimiento”. Esta denominación tiene reminiscencias un tanto dudosas, pero con todo la mantenemos, porque queremos que algo se mueva y lo que se debe mover es el conocimiento, la difusión, la lectura, la comprensión y la estima por la Biblia (AT y NT), en todos los ámbitos diocesanos: desde la preparación de las homilías y la proclamación de la Palabra en la Celebración, hasta las clases y las catequesis, desde los diferentes sectores y grupos de la pastoral diocesana, hasta la lectura vivencial, personal o comunitaria. Esos son nuestros objetivos y tareas.
Es un movimiento seglar. Aunque por el MBD han pasado cerca de 100 sacerdotes y más de 200 religiosos/as, sus destinatarios son ante todos laicos, cualquier tipo de laicos, con la única condición de su interés por la comprensión más profunda de la Palabra de Dios. Sin excluir a nadie, nos dirigimos especialmente a los laicos que están trabajando de modo comprometido en tareas eclesiales, grupos parroquiales de liturgia o de catequesis, consejos pastorales, movimientos apostólicos, profesores de religión, etc… No se trata de alejarlos o distraerlos de sus actividades o movimientos pastorales, sino de facilitarles que la Palabra de Dios esté presente potenciando esas mismas actividades. Por ello ya circula un dicho: “el MBD no es un saco donde estar, sino un túnel de lavado por el que pasar”, para seguir en la actividad que cada uno tenía.
Es un movimiento bíblico diocesano. Juzgamos imprescindible estar inmersos en la pastoral diocesana a todo nivel; esto evita malentendidos e impide convertirse en grupos marginales. Pensamos que, desde nuestro interés bíblico, debemos aportar un granito de arena para que la Palabra de Dios no pase desapercibida en las decisiones y actividades pastorales de nuestra Iglesia Diocesana. Y, en dirección inversa, la presencia del Sr. Obispo en nuestras Asambleas y convivencias y la colaboración de las instituciones diocesanas dan solidez y sentido al MBD.
Este sentido de pertenencia e inmersión diocesana, por lo demás obvio, se traduce en la organización de cursos o actividades bíblicas en las diversas zonas de la Diócesis, de forma que el MBD no quede reducido a la ciudad de Lugo, sino que ha abarcado y sigue abarcando cualquier lugar de la geografía diocesana donde se requiera su presencia.